El fin de semana pasado salimos a dar una corrida especial en MTB. El objetivo era llegar la finca de Palmarejo en Lajas, Puerto Rico para ver la plantación de los girasoles. Los girasoles se han convertido en una atracción turística temporal para este pueblo. Cientos de personas se han detenido a sacarse selfies en la finca.
Nosotros llegamos temprano en un día nublado y no habían muchas personas retratándose. A diferencia de otras fincas de girasoles que venden sus flores en esta los van a utilizar como alimento para el ganado lechero.
Una leyenda llegó a mi mente mientras admiraba tanta belleza. Imagino que la saben pero por si acaso, se las voy a contar. Hace mucho tiempo, una ninfa joven del agua llamada Clytie hija de la diosa del mar Tetis y del dios Océano se enamoró perdidamente de Apolo (dios de la luz y el sol). Diariamente seguía los pasos de su amado. Su amor nunca fue correspondido hasta dejar de beber y comer. Clytie comenzó a echar raíces hasta acabar convertida en un hermoso girasol.
Yo no me he convertido en girasol pero más de una vez perdí el apetito gracias al amor. Mi parte favorita es la transformación en una flor hermosa, resplandeciente, llena de energía que me recuerda que sin importar la situación que esté pasando hoy, estoy creciendo y perfeccionándome. ¡Algún día se producirá la flor!
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